* El autor se basa para su análisis en la edición de los Descriptores en ciencias de la salud (DeCs) publicada por BIREME en 1988. (N. del editor.)
José Martí
La tarea de traducir presupone el dominio de dos instrumentos lingüísticos: la lengua de partida y la de arribo; sobre todo la última, por constituir el idioma en el que se consumirá o servirá la información reproducida. Pero cuando, aparte de esas dos lenguas, interviene un tercer sistema lingüístico que ha servido de intermediario entre el texto original y el producto final, los "ruidos" o inexactidudes que se introducen de una versión a otra estarán multiplicados exponencialmente, algo que —hasta cierto punto— es lógico que ocurra en tal proceso de retraducción.
Como bien se ha dicho: "Traducir no es más que hacer una sustitución, y esto parece que no puede practicarse si anticipadamente no se conocen unos y otros, para saber los que pueden sustituirse; y así a primera vista no se cree que la traducción pueda enseñarnos cosa alguna, pues al contrario, es preciso saber para traducir, y no traducir para saber." 1
Cada idioma responde a la idiosincrasia de determinada comunidad étnica, e incluso, en un período o época está también determinado por circunstancias sociales y temporales. Ferdinand de Saussure, preguntándose sobre las relaciones existentes entre la lingüística y la psicología social, plantea que "...en el fondo todo es psicológico en la lengua".2 Profundizando en el tema, Sapir enseña que "...no tenemos más remedio que aceptar el lenguaje como un sistema funcional plenamente forma do dentro de la constitución psíquica o ‹espiritual› del hombre".3
Precisamente, uno de los primeros objetivos de la lingüística comparada es descubrir los puntos en que difiere la lengua materna del estudiante de la lengua foránea que aprende, así como las similitudes que pueden encontrarse entre ambas. Las condiciones con que cuenta el niño para aprehender el sistema lingüístico materno, son prácticamente imposibles de reproducir cuando una persona está estudiando una segunda lengua.
La antigua sentencia de "traduttore tradittore" significa que el proceso de traspasar los pensamientos, los conceptos y las ideas de una a otra lengua implica, al menos, un cambio de matiz o de intención, aun cuando el contexto permanezca fiel —con tanta fidelidad como sea posible— al original.
Si estas mutaciones lingüísticas se duplican con la introducción de un sistema lingüístico intermediario y, más aún, si la segunda lengua de llegada no es la propia del traductor, es de esperar que la traducción final adolezca de defectos y fallas, cuya solución sólo podría lograrse mediante la conversión del texto original al idioma de consumo.
En la edición del tesauro en español del Centro Latinoamericano y del Caribe de Información en Ciencias de la Salud, traducido de la versión en portugués que dicha institución —radica da en São Paulo, Brasil— hiciera del Medical Subject Headings (MeSH), se nota este problema translingüístico y así lo confiesan sus editores: "A pesar de los esfuerzos realizados por los especia listas en la traducción, adaptación e introducción de nuevos descriptores, tanto en español como en portugués, existen todavía algunas deficiencias que podrán ser corregidas a través de la contribución de quien utilice este instrumento de trabajo".4
Las principales deficiencias que podrían señalarse a esta versión son los excesos o abusos de:
En otras ocasiones se encuentran aclaraciones incluidas formando parte principal del descriptor, pero que no sólo son innecesarias, sino que introducen otro ruido que, por perjudicar al buen entendimiento del concepto, es molesto y gratuito. He aquí un ejemplo: ENFERMERIA EN EL CONSULTORIO PRIVADO (OFFICE NURSING) en vez de ENFERMERIA EN CONSULTA , que sería más conciso y exacto. Aquí el adjetivo "privado" huelga, por lo que podría tomarse como una variante de la problemática tratada en el punto 3.
Desde el punto de vista de la fidelidad al original de la traducción, sería más correcto, para el descriptor OTORHINOLARYNGOLOGIC NEOPLASMS expresar en español: NEOPLASIAS OTORRINOLARINGOLOGICAS en vez de NEOPLASMAS DE OIDO, NARIZ Y LARINGE. En primer lugar, la palabra neoplasma es un barbarismo innecesario en nuestra lengua que tiene el vocablo neoplasia para expresar ese concepto. En cuanto a la traducción del adjetivo otorhinolaryngologic, perfectamente podría transcribirse en español por otorrinolaringológico, ya que el nombre de dicha especialidad (garganta, nariz y oído) está aceptado por la Academia de la Lengua Española en esta forma: otorrinolaringología. En este caso la versión de BIREME no sigue la línea esbozada en el punto 2.
Mucho más lograda, por creativa y audaz, es la solución dada en el tesauro traducido para algunos descriptores de la categoría C (enfermedades), en los que la ruptura de la fidelidad lexical —pasando de los problemas sintácticos al dominio de la morfología— logra ganar en la expresión del concepto, desde la óptica de la actividad científico-informativa. Por ejemplo: HEPATOPATIAS (LIVER DISEASES) o NEUMOPATIAS (LUNG DISEASES).
También fue acertada la política de traducción aplicada a los descriptores de la categoría B, en la que aparecen los términos referentes a animales y plantas, con el siguiente criterio: para la familia, el género y la especie fue mantenido el nombre científico en latín, mientras que para expresar el orden y la clase fue adoptada la forma traducida. Por ejemplo: MYCOBACTERIUM y no MICOBACTERIA, o CETACEOS y no CETACEA.
Así mismo, los descriptores de la categoría D recibieron un tratamiento adecuado, adoptando la traducción de nombres de compuestos químicos, que obedecía al orden interno en que se presentaban estas palabras en inglés. Por ejemplo, METILPIPERACINIL ( METHILPIPERAZINYL) o DESOXIPREDNISOLONA (DESOXYPREDNISOLONE ).
Como se explica: "Los nombres de drogas que nunca fueron traducidos o que por ser recientes no tienen, hasta ahora, descriptores correspondientes en español, fueron mantenidos en inglés."4 Además, tampoco fueron hechas elisiones, en aras de ganar claridad y precisión en el lenguaje. Por ejemplo: FLUOROACETATOS y no FLUORACETATOS.
Concluyendo, la traducción al español del Medical Subject Headings, realizada por especialistas brasileños con la colaboración de algunos hispanoamericanos en el Centro Latinoamericano y del Caribe de Información en Ciencias de la Salud (BIREME) de São Paulo, Brasil, y editado en julio de 1988 por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), es un esfuerzo plausible —una ópera magna— que, lamentable mente, adolece de defectos que como retraducción obligadamente arrastra y multiplica. Hay un viejo proverbio en español que reza: "Nunca segundas partes fueron buenas." Y esto es perfectamente aplicable a las traducciones por intermediarios, a través de una tercera lengua "de escala", por lo que queda demostrado que ello constituye una prescindible fuente de "ruido" en la información.