En 1981 el Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas (CNICM) dictó la Instrucción Metodológica No. 1, que sirvió de complemento al Programa Nacional de Educación de Usuarios, puesto en vigor desde el año anterior.<5>
En junio de l985 se efectuó el IV Encuentro Científico-Bibliotecológico, auspiciado por la Dirección de Bibliotecas del Ministerio de Cultura, y en el cual sólo se presentaron dos trabajos acerca de la formación de usuarios. Uno de éstos fue preparado por especialistas del CNICM, quienes abordaron la posibilidad de lograr la formación de los profesionales de la salud como usuarios de la información mediante el estudio, caracterización y desarrollo de un programa teórico-práctico acorde con la situación entonces vigente.<6>
Con posterioridad, en 1989, la Editorial Ciencias Médicas (ECIMED) publicó un libro elaborado por un colectivo de autores del CNICM. Este perseguía el objetivo de poner al alcance de los usuarios conocimientos elementales sobre la información científico- médica.<7>
Por otra parte, se han realizado trabajos investigativos que establecen métodos para el estudio de las necesida des informativas de los médicos de la familia,<11> o que brindan pautas para el diseño de servicios que puedan satisfacerlas con más efectividad.<12>,<13>
Los efectos de tales irregularidades se han corroborado al comprobarse su desconocimiento -parcial o a veces total- de fuentes y servicios de información importantes para apoyar su labor asistencial, docente o investigativa. Por ejemplo, ignoran la existencia de algunos títulos de revistas médicas cubanas, de la mayoría de las publica ciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), así como de los servicios de investigaciones bibliográficas, de préstamo interbibliotecario y de referencia, entre otros.
En algunos casos aislados, las bibliotecarias han asumido una actitud consecuente con el papel que les corresponde desempeñar ante este problema. Pero han tenido que enfrentarse entonces a la barrera -casi siempre insalvable- que significan el escaso apoyo o el poco reconocimiento del valor de su gestión por parte de las autoridades de la unidad asistencial donde laboran.
A pesar de su corto tiempo de vida, la SOCUMEFA ha ofrecido un considerable aporte al desarrollo profesional y científico de los médicos de la familia. Una de las mayores preocupaciones que en tal sentido ha tenido su Junta Directiva Nacional es satisfacer la necesidad de que los residentes y especialistas en Medicina General Integral cuenten con la información relevante para el perfeccionamiento de sus actividades en las esferas asistencial, docente e investigativa. Es por ello que las autoridades de esta agrupación han trabajado en conjunto con especialistas del CNICM en la elaboración de estrategias encaminadas al logro de este propósito.
La primera medida al efecto consistió en organizar, en coordinación con el Frente de Metodología de Información Científico-Técnica de la Dirección Provincial de Salud en Ciudad de La Habana, dos cursos de superación para las bibliotecarias de los policlínicos docentes de la provincia. Dichos en cuentros tuvieron cada uno una semana de duración y se celebraron durante los meses de junio y octubre de 1994. En ellos se impartió una serie de conferencias que sirvieron para que las bibliotecarias obtuvieran un adiestramiento teórico-práctico acerca de las necesidades informativas de los médicos de la familia y del modo más eficaz de satisfacerlas.
Por otra parte, se han celebrado talleres en los distintos municipios capitalinos, en los que han participado los médicos de la familia, los vicedirectores docentes de los policlínicos, así como los dirigentes territoriales de la SOCUMEFA y de la especialidad de Medicina General Integral. Su objetivo ha sido el que estos profesionales adquieran o amplíen conocimientos e intercambien experiencias y criterios en relación con el uso de las fuentes y los servicios de información y con la preparación de trabajos científicos destinados a la publicación.
Asimismo, se han creado en cada municipio centros de referencia enclava dos en las bibliotecas de un policlínico seleccionado en cada caso. Estas sedes deberán contar con el equipamiento técnico necesario, la bibliotecaria más capacitada y consagrada y colecciones completas como requisitos indispensables para garantizar su buen funciona miento.
También se ha proyectado establecer el chequeo periódico del cumplimiento por las bibliotecarias de su función de mantener la labor de educación y formación de usuarios con los médicos de la familia de sus respectivos policlínicos, según las orientaciones recibidas en tal sentido, incluyendo el control de los problemas de salud que afectan a cada área de la unidad; la divulgación permanente de todos los documentos que se reciben; la programación de visitas frecuentes a los consultorios; la participación en las reuniones de los grupos básicos de trabajo; la prestación de ayuda técnica a los usuarios en la confección de sus tesis de terminación de residencia y en cualquier otro trabajo de investigación; la realización de entrevistas, encuestas y la puesta en práctica de otras iniciativas que contribuyan a establecer un adecua do y constante retroacoplamiento con ellos.
Teniendo en cuenta que el asegura miento de la información científica en el sector médico influye considerablemente en el perfeccionamiento de la calidad de la asistencia, la docencia y la investigación,<17> los profesionales de la informa ción tienen la gran responsabilidad de educar a los usuarios en el uso de las fuentes y servicios informativos. A tal efecto, se conocen dos vertientes: una individual o no estructurada, que se efectúa de manera irregular en el momento en que el usuario acude a solicitar el servicio; y otra colectiva y estructurada que se imparte a través de cursos, talleres, charlas, etc., la cual debe ser planificada y sistematizada para que el usuario reciba una orientación que beneficie la optimización de los servicios.<18>
Ante estas aseveraciones científica mente fundamentadas, se puede presumir que las estrategias aplicadas en función de establecer definitivamente una adecuada conexión entre los médicos de la familia y las fuentes y servicios de información están bien encaminadas.
En el presente trabajo se ofrecen elementos que demuestran que ya no sólo se habla de lo que se debe hacer, sino más bien de lo que ya se está haciendo para lograr formas más eficientes de funcionamiento de la actividad científico-informativa en función del desarrollo de los jóvenes residentes y especialistas en Medicina General Integral como usuarios de los recursos informativos, lo cual es, por cierto, consecuente con el principio de que el trabajador de la información de la época actual debe percibir al usuario como al individuo que espera de él el asesoramiento pertinente para la toma de importantes decisiones que, en el caso del sector médico, en algunas ocasiones pueden significar la diferencia entre la salud y la enfermedad.
Lic. José Antonio López Espinosa. Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas. Calle E No. 452, e/ 19 y 21, El Vedado, Ciudad de La Habana, Cuba.