Ponencia
presentada en el Tercer Congreso Nacional De Bibliotecas Públicas:
“A 20 Años de La Red Nacional de Bibliotecas Públicas.”
Durango,
Durango, México, organizado por la Dirección General de
Bibliotecas del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el
Instituto de Cultura de Durango y la Biblioteca Central Pública
del Estado “José Iganacio Gallegos Caballero,"
25-27 de Septiembre de 2003.
Resumen
Para que en las bibliotecas públicas
se de un acceso gratuito, igualitario y democrático a los
recursos informativos éstas deben romper con varias barreras;
existen barreras económicas, sociales, políticas,
legales, culturales, lingüísticas, entre muchas otras.
Este trabajo destaca la importancia que tiene para la comunidad
bibliotecaria comprender la vinculación entre la política
y las bibliotecas públicas y los bibliotecarios. Muestra como
el hecho de que la comunidad bibliotecaria al no asumir un papel
político bibliotecario y querer mantenerse al margen de todo
lo que tenga que ver con política, automáticamente está
asumiendo un papel político de desconocimiento, y al no actuar
de acuerdo a cualquier situación política dada en
materia bibliotecaria se convierte en una barrera más del
desarrollo de las bibliotecas públicas; se convierte en una
barrera política más que lejos de resolver los
problemas bibliotecarios acuciantes se convierte en parte del
problema. Da también algunos ejemplos concretos de barreras
políticas en la realidad mexicana y aborda una serie de
recomendaciones para que la comunidad bibliotecaria le haga frente a
dichas barreras.
Palabras clave: México –
Bibliotecas públicas. Bibliotecarios. Política.
Política bibliotecaria. Barreras políticas en
bibliotecas.
Introducción
Para que en las bibliotecas públicas
se de un acceso gratuito, igualitario y democrático a los
recursos informativos éstas deben romper con varias barreras;
existen barreras económicas, sociales, políticas,
legales, culturales, lingüísticas, entre muchas otras.
Este trabajo destaca la importancia que tiene para la comunidad
bibliotecaria comprender la vinculación entre la política
y las bibliotecas públicas y los bibliotecarios. Muestra como
el hecho de que la comunidad bibliotecaria al no asumir un papel
político bibliotecario y querer mantenerse al margen de todo
lo que tenga que ver con política, automáticamente está
asumiendo un papel político de desconocimiento, y al no actuar
de acuerdo a cualquier situación política dada en
materia bibliotecaria se convierte en una barrera más del
desarrollo de las bibliotecas públicas; se convierte en una
barrera política más que lejos de resolver los
problemas bibliotecarios acuciantes se convierte en parte del
problema. Da también algunos ejemplos concretos de barreras
políticas en la realidad mexicana y aborda una serie de
recomendaciones para que la comunidad bibliotecaria le haga frente a
dichas barreras.
Vinculación entre bibliotecas
públicas y políticas
Para acercarnos a las barreras
políticas en las bibliotecas públicas mexicanas es
preciso reconocer la vinculación entre las bibliotecas
públicas y los bibliotecarios con la política.
En la literatura bibliotecaria
latinoamericana hay un vacío en general entre la vinculación
de las bibliotecas públicas y la política. En cambio en
la anglófona existe una notoria vinculación entre
ambas. Aquí no se trata de un mero análisis
lingüístico, se trata de un somero acercamiento a dos
culturas diferentes, donde en la nuestra, la latinoamericana, no hay
una práctica de la política como instrumento para
impulsar el desarrollo de las bibliotecas, mientras que en la
anglófona sí (Canadá, Estados Unidos, Reino
Unido, Australia y Nueva Zelandia por ser las más notorias);
incluso en España sí existe dicha vinculación
como no se da en Latinoamérica. El lector puede comprobarlo
haciendo búsquedas someras o profundas en buscadores como
Google, Alltheweb o en sistemas de bases de datos como Wilson Web,
InfoLatina o las bases datos bibliográficas de la UNAM y
comprobará que es casi nula la bibliografía donde se
vinculen las bibliotecas o bibliotecas públicas con la
política en el escenario latinoamericano, mientras que
en el anglófono es abundante. Y si no hay bibliografía
ello significa por lo tanto que no hay una práctica política,
o al menos no tan palmaria, y profunda como en el anglófono.
Cabe mencionar que otras culturas como la francesa, la alemana, la
danesa, por mencionar algunas, sí hay una vasta tradición
de vinculación entre bibliotecas y política, pero por
restricciones linguísticas no fue posible ampliar esta
comparación.
Vinculación entre bibliotecas
públicas y práctica política
Pero qué es la vinculación
entre las bibliotecas públicas y la práctica política?
Kerry Smith y Bob Usherwood puntualizan: “Las bibliotecas
públicas son un producto de la historia. Como otras
instituciones políticas la biblioteca pública funciona
dentro del contexto de diferentes sistemas políticos. Debido a
esto hay muchos puntos de vista de cual debe ser su propósito
político. Las bibliotecas públicas en el mundo son
financiadas por gobiernos de alguna descripción. La existencia
de estas bibliotecas está dentro de un medio político
el cual quizá no les sea totalmente favorable.” (Smith y
Usherwood, 2003) Sue Sutherland nos dice en su apasionado artículo
“Passion, practice, partnership and politics: marketing the
future of the public libraries” que la vinculación entre
bibliotecas públicas y política es una unión
necesaria incluso hasta para una efectiva campaña de
mercadotecnia de servicios bibliotecarios: “Las bibliotecas
públicas son, por su naturaleza, organismos del sector público
sujetos a los procesos políticos democráticos. La mayor
parte de su financiamiento proviene de las arcas públicas y
los políticos quieren asegurarse de que ellos estén
financiando cosas que sean benéficas para las comunidades que
los eligieron.” (Sutherland, 2002)
Vinculación entre
bibliotecarios y la política
Y
que hay de la vinculación entre los bibliotecarios y la
política? Quien esto escribe ya decía en septiembre de
2001 ante el Primer Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas
celebrado en Saltillo, Coahuila, México: “El gremio
bibliotecario es repelente a la política (y no estoy hablando
de ser partidarios de algún partido político), no hay
una tradición de lucha política bibliotecaria, la
política que todo bibliotecario está obligado
moralmente a participar si se dice amar el servicio a los usuarios de
información.” (Muela-Meza,
2001)
Esta declaración sigue estando
vigente, pero me refiero al gremio mexicano y latinoamericano por
extensión a través de sus asociaciones de
bibliotecarios. En cambio en la realidad de los países
anglófonos la política no es repelente a los
bibliotecarios, los bibliotecarios al margen de sus ideologías
políticas se unen en sus asociaciones bibliotecarias y
practican la política de los bibliotecarios y las bibliotecas
con objetivos comunes y marchando como un solo individuo con sprit de
coros. Por ejemplo en Estados Unidos “la Asociación
Estadounidense de Bibliotecas (ALA) se ha convertido desde finales de
los 1960s en una fuerza viva para el cambio social.”(Crook,
1999) Las asociaciones
bibliotecarias en los países anglófonos ya mencionados
cuentan con staff de planta que llevan a cabo todos los asuntos de
oficina como cualquier oficina y cuentan con una dirección
estable, con teléfonos, faxes, sitios en la Web, correos
electrónicos y otros medios de comunicación, obviamente
los que cambian son los bibliotecarios electos que llevarán a
cabo sus planes de trabajo; pero no tienen que reinventar la rueda
cada uno o dos años como ocurre en México que dado que
la AMBAC nacional o de los estados no cuentan con oficinas y los
bibliotecarios electos en general no hacen gran cosa pues no cuentan
con infraestructura. Así, la participación política
de estas asociaciones se manifiesta en muchos ámbitos. Han
logrado establecer leyes bibliotecarias estatales y federales. Han
logrado establecer un día al año donde se dedica
exclusivamente como en Estados Unidos a discutir el presupuesto
gubernamental para apoyo en el desarrollo de las bibliotecas a
niveles municipal, estatal y federal, el famoso “Legislation
Day.” En este mismo tenor el lector puede encontrar un ejemplo
de la Asociación Canadiense de Bibliotecas (CLA) que logró
proponer al gobierno federal un presupuesto que fue aprobado. Véase
el documento “Una Inversión en las Bibliotecas: Una
Inversión en la Infraestructura de la Información de la
Nación” propuesto por la CLA el 11 de septiembre de 2000
ante el Comité de Finanzas de la Casa de los Comunes en la
Consulta Pre-presupuestal 2001-2002. (Canadian
Library Association, 2000)
En este documento, la CLA (dicho sea
con propiedad, los bibliotecarios de la Mesa Directiva de ese
periodo) cita al Primer Ministro canadiense Chrétien de una
gran visión que tiene para ese país y la CLA le demanda
de manera correcta y valerosa que ojalá el presupuesto
propuesto por ellos sea una prioridad para la ambiciosa visión
del Sr. Chrétien.
Algunas barreras políticas
Así, estos son algunos
ejemplos de la práctica política de estos países
anglófonos. Y ésta es la política que los
bibliotecarios de Latinoamérica en general no practican. Quien
esto escribe invita a la comunidad bibliotecaria latinoamericana a
que le muestre un ejemplo donde alguna asociación
bibliotecaria, como la AMBAC en México u otras afines en
Latinoamérica, haya logrado proponer ante una instancia de
gobierno un presupuesto para alguna biblioteca en general o pública
en particular, y haberlo obtenido. Ese ejemplo nunca será
mostrado, porque esa política no se practica en nuestros
países, sin embargo, ya es tiempo de que se empiece a
practicar o siempre nos conformaremos con cruzar los brazos y repetir
como nos obligan los políticos de que no hay presupuesto y por
lo tanto el desarrollo bibliotecario se ve afectado en perjuicio
directo de nuestros usuarios. Un ejemplo de actualidad de la política
de no participación (que es la que más practica) del
gremio bibliotecológico es el de la construcción en
ciernes de la Megabiblioteca de la Ciudad de México. Hasta
este momento el gremio bibliotecológico nacional está
ausente en la planeación de dicha biblioteca que le costaría
a los bolsillos del pueblo mexicano 100 millones de dólares. Y
esta ausencia se debe a que no entiende que el quid del debate
estriba en que los bibliotecólogos no son luddhistas que se
oponen a la construcción de bibliotecas, sino que dicha
construcción se haga en base a consultas y referendos públicos
donde el mayor peso de las consultas y en la toma de decisiones
recaiga sobre los expertos en bibliotecología, y si la
sociedad quiere una megabiblioteca, entonces también los
bibliotecólogos deberán pugnar porque ese presupuesto
se distribuya en forma equilibrada, tomando en cuenta que el país
cuenta con más de 6 mil bibliotecas que ninguna de ellas
cumple con las normas bibliotecarias mundiales mínimas, así,
si así se decide, que se construya pues dicha biblioteca, pero
austeramente y que con el resto del presupuesto se beneficien muchas
otras bibliotecas. Entonces la política bibliotecaria
manifiesta y responsable sería: construcción de la
megabiblioteca sí (ya que la Dirección General de
Bibliotecas requiere y merece un espacio digno también para
sus oficinas), pero con distribución presupuestal equilibrada
y con sensibilidad social y equilibrio social.
Quien
esto escribe, en el citado Primer Congreso Nacional de Bibliotecas
Públicas de Saltillo, Coahuila en septiembre de 2001,
analizaba varios agentes freno del desarrollo de las bibliotecas
públicas mexicanas. (Muela-Meza,
2001) Estos mismos
agentes, en cuestiones políticas, vienen siendo precisamente
las barreras que obstaculizan el acceso igualitario, democrático
y gratuito de los recursos informativos en las bibliotecas públicas
mexicanas y latinoamericanas por extensión.
No son los bibliotecarios profesionales (con
grados de licenciatura, maestría o doctorado egresados de la
carrera en bibliotecología, o biblioteconomía, o
documentación o ciencias de la información o con
experiencia laboral equivalente a algunos de esos grados) los que
estén en la dirección de todas las bibliotecas. Esto es
una barrera porque el gobierno a través de gente inexperta
decide las políticas y normas que deben regir las operaciones
de las bibliotecas, y lamentablemente casi siempre adolecen de
preparación o capacitación bibliotecológica, y
por ende la investigación y el desarrollo es nulo y la
operación inadecuada, ineficiente e inefectiva; es como si en
un hospital por una orden presidencial le confiasen a un
bibliotecólogo las labores de cirugía. Ejemplo de
esto es el Lic. Jorge von Ziegler quien tiene preparación en
letras, pero no en bibliotecología y sin embargo el Sr.
Presidente Vicente Fox lo puso al frente de las 6, 420 bibliotecas
públicas de México cuando no es experto en la materia.
Otro ejemplo, por mencionar algunos ya que esta lista es inmensa, es
el de la Lic. Martha Elisa Castro Mascareño, quien como von
Ziegler es experta en letras y sin embargo, el Lic. Von Ziegler la
nombró Subdirectora de Desarrollo de Acervos de todas las
bibliotecas de la red nacional, cuando es un cargo que demanda la
parte más bibliométrica, analítica y sintética
de la ciencia bibliotecológica; es por demás obvio que
esta selección bibliográfica estará sesgada
hacia temas de literatura y no hacia lo que la sociedad necesite
leer. Y en ambos casos no existió ni una sola voz de un
miembro de la Mesa Directiva Nacional de nuestra H. Asociación
Mexicana de Bibliotecarios, A.C. que se haya declarado en la prensa
al respecto, cuando saben que existen profesionales bibliotecólogos
y cuerpos colegiados de bibliotecólogos: CNB, CUIB, etc. que
fácilmente podrían convencer al Sr. Presidente que no
se trata de desmerecer a sus honorables personalidades, pero que el
país demanda expertos en bibliotecología que resuelvan
en realidad los problemas bibliotecarios acuciantes. Pero no hay
compromiso político bibliotecario en el gremio.
Conclusiones
Estas son algunas recomendaciones para que la
comunidad bibliotecaria tenga una participación política
más decidida en la política bibliotecaria.
·
Adoptar un compromiso social y político.
Los bibliotecarios deberíamos
replantearnos nuestra misión bibliotecaria, la cual debería
tener siempre en mente el servicio a los usuarios y al bienestar de
nosotros mismos también. Esto sólo se lograría
adoptando un renovado compromiso social y político.
Parte del quehacer político
consistiría en:
a) Conocer a los diputados o senadores
de nuestros distritos electorales locales federales que resultaron
electos.
b) Escribirles cartas e
invitaciones a las bibliotecas sobre la importancia de que apoyen las
bibliotecas públicas de la jurisdicción a su cargo.
c) Hacer lo mismo con presidentes
municipales, gobernadores, y el Presidente mismo de la República,
tanto a título personal como en forma gremial.
d) Esta podría ser una
política progresista de los bibliotecarios: exigir nuestros
derechos como trabajadores de las bibliotecas y por un desarrollo en
serio de las bibliotecas.
e) La AMBAC y otras asociaciones que se
digan bibliotecarias debería pasar de ser una asociaciones
políticamente pasivas a unas políticamente combativas y
aguerridas como las arriba mencionadas donde investiguen, propongan,
convenzan a todas las cámaras legislativas federales y
estatales y a los más de 3 mil cabildos de la nación,
las normas en materia bibliotecaria, los presupuestos requeridos, el
personal con el perfil requerido y otras muchas iniciativas políticas
bibliotecarias que desde las primeras bibliotecas mayas de los años
300s han quedado hasta el día de hoy en el tintero de la
abulia, el egoísmo y la pusilanimidad.
f)
Los bibliotecarios y el gremio bibliotecario deberían pugnar
porque las bibliotecas públicas sean centros democráticos
que promuevan las luchas de la gente hacia la inclusión social
y política en todas sus formas hasta donde sea posible:
inclusión en la cultura nacional, inclusión en el
idioma oficial, inclusión en el debate de la toma de
decisiones del orden público, etc. O como dice Shiraz Durrani
nos dice: “las bibliotecas públicas juegan un importante
papel en estas luchas mundiales de la gente de todas las
nacionalidades y de todos los países.” (Shiraz,
2000, p. 88)
El gremio bibliotecario (AMBAC y/o CNB u otras)
debería unir esfuerzos con el sector bibliotecario académico
e implementar más carreras de bibliotecología en todos
los estados del país donde los bibliotecarios puedan obtener
la preparación adecuada.
El
gremio bibliotecario (AMBAC y/o CNB u otras) debería velar
porque se respete la Ley General de Bibliotecas en lo concerniente
al Sistema Nacional de Bibliotecas y promover porque el sector
social y privado en verdad cooperen en la integración de sus
recursos bibliográficos con dicho Sistema (capítulos
12 al 16). Asimismo, la reforma de dicha ley y la creación de
sus correspondientes estatales donde aún hace falta es una
tarea que sigue pendiente en la agenda.
Referencias
Canadian
Library Association. (2000). An Investment in Libraries: An
Investment in the Nation’s Information Infrastructure.
September 11, 2000, Submitted to the House of the Commoms Finance
Committee 2001-2002 Pre-Budget Consultation. Consultado en línea
el 20 de agosto de 2003, http://www.cla.ca/issues/investment.htm.
Crook,
Edgar. (1999). “Public libraries and political ideologies.”
Australasian Public Libraries and Information Services. Vol. 12, No.
4, Diciembre 1999, p. 178-82.
Muddiman,
D. et. al. (2000). Open to All?: the Public Library and Social
Exclusion. Vol.3: Working Papers. London: Resource, The Council
for Museums, Archives and Libraries. Consultado en línea el 20
de agosto de 2003, http://www.seapn.org.uk/publication.html.
Muela
Meza, Zapopan Martín. (2001). "Impulsemos en serio el
desarrollo de las bibliotecas públicas mexicanas."
Ponencia presentada en el Primer Congreso Nacional de Bibliotecas
Públicas y Centros de Documentación, Saltillo,
Coahuila, México, Junio 11-13, 2001. Consultado en línea,
25/8/02, http://www.iespana.es/natureduca/trib_zapopan.htm.
http://eprints.rclis.org/archive/00003597/.
Smith,
Kerry y Usherwood, Bob. (2003). “Public library politics: an
international perspective.” Australasian Public Libraries and
Information Services. Vol. 16, No. 2, Junio 2003, p. 76-80.
Shiraz,
Durrani. (2000) “Returning a stare: people’s struggles
for political and social inclusion.” En: Muddiman,
D. et. al. (2000). Open to All?: the Public Library and Social
Exclusion. Vol.3: Working Papers. London: Resource, The Council
for Museums, Archives and Libraries. Consultado en línea
el 20 de agosto de 2003,
http://www.seapn.org.uk/workingpapers/vol3wp6.rtf
Sutherland,
Sue. (2002). “Passion, practice, partnership and politics:
marketing the future of the public libraries.” Australasian
Public Libraries and Information Services. Vol. 15, No. 2, Junio
2002, p. 61-69.
Copyright. Derechos Reservados (c) 2003. Zapopan
Martín Muela Meza. Puede reproducirse, archivarse y citarse
mediante cualquier forma excepto con fines comerciales y siempre y
cuando se le dé el debido crédito al autor y que se
conserve esta nota.